Investigando por aquí y por allá he encontrado unas cosillas muy interesantes sobre cómo se ha tratado a los pelirrojos a lo largo de la historia y cómo se ha interpretado nuestro característico color de pelo.
Una historia simbólica de la Edad Media occidental, escrita por Michel Pastoureau, se detiene en un aspecto curioso de la coloración humana: el pelirrojo. A partir del siglo IX, a Judas se le representa así, y luego ese rasgo se extiende a otros traidores, desde Caín al Mordred artúrico. Hay una triple raíz: en la Biblia, Esaú o Caifás son pelirrojos. Lo es Tifón, el enemigo de Zeus; y entre los germanos, el demonio Loki. Pero además una caprichosa etimología alemana llega a interpretar el sobrenombre de Judas, Iskariot (hombre de Cairoth), como ist gar rot: "es todo rojo"...
También está bastante extendida la superstición de que los pelirrojos traen mala suerte. De hecho, si te cruzas con uno tendrás tantos años de mala suerte como botones en tu camisa. Para contrarrestar el efecto debes tocarte un botón de la camisa. Hay quien dice que esta creencia (exceptuando lo de los botones, claro) es de origen romano. He podido saber también que en Argentina existe todo un ritual: los hombres deben tocarse el testículo izquierdo y las mujeres el pecho también izquierdo si se encuentran con un "royo".
También existen refranes relacionados con esta creencia, por ejemplo: "Con hombre pelirrojo o barbirroja, ten mucho ojo". Afortunadamente no dice nada de las pelirrojas.
Fuente: elpais.com